Las lesiones relevantes para la disfunción eréctil afectan casi exclusivamente al pene. Las lesiones testiculares contusas o penetrantes rara vez dan lugar a una atrofia secundaria con tratamiento conservador o quirúrgico-recuperador, que en general también puede mostrar efectos negativos como máximo para el pronóstico de fertilidad. La rotura de pene, también conocida como fractura de pene, es la más importante de todas las lesiones de pene en cuanto a afectación de la función eréctil. Se trata de un desgarro de la túnica albugínea con formación secundaria de un hematoma fuera del cuerpo cavernoso. Esta lesión se produce al doblarse el pene erecto, normalmente durante las relaciones sexuales. También se han descrito otros traumatismos, como el reposicionamiento durante el sueño en decúbito prono, la manipulación manual con el objetivo de la detumescencia y el impacto contra objetos duros [19]. Desde el punto de vista anamnésico, los pacientes refieren un crujido con picadura localizada en el momento de la lesión. Si hay una hemorragia considerable en el tejido subcutáneo con hinchazón difusa y decoloración, hematoma de todo el pene («pene Lumumba»), posiblemente combinada con desviación peneana e hinchazón escrotal y perineal («fenómeno saxofón»), el paciente suele buscar atención médica inmediatamente. En estos casos, que son urgencias urológicas, debe buscarse un tratamiento quirúrgico precoz con evacuación del hematoma y sutura de la túnica albugínea. En general, los resultados son excelentes, con una restitutio ad integrum completa. Si la rotura no se trata, puede desarrollarse una hemorragia limitada por tejido conjuntivo sobre el defecto de la túnica albugínea hacia el subcutis, que puede palparse clínicamente como una masa fluctuante y confirmarse ecográficamente (Fig. 4.1).
Fig. 4.1. Imagen ecográfica de un hematoma encapsulado subcutáneamente (flechas) tras una rotura peneana.
Fig. 4.2. Cavernosografía en fractura fresca de pene con extravasación en el tercio anterior del pene – se aprecia claramente la hinchazón de los tejidos blandos del pene anterior (fenómeno del saxofón).
Los pacientes refieren hinchazón local, posiblemente asociada a la desviación de la extremidad. Esto también puede remediarse mediante una terapia quirúrgica secundaria, en la que el lugar de la fuga puede localizarse mediante cavernosografía (Fig. 4.2). Sin embargo, si solo hay una formación de hematoma menor sin desviación del pene y la cavernosografía ya no muestra fugas de contraste, también está justificada una estrategia de tratamiento conservadora. Las amputaciones traumáticas del pene como consecuencia de accidentes o automutilaciones pueden tratarse con éxito bajo el microscopio quirúrgico si se tratan a tiempo. Las lesiones peneanas tras prácticas masturbatorias con un aspirador tampoco suelen tener consecuencias adversas para la función eréctil tras el tratamiento quirúrgico. Dado que todas las lesiones de la región peneana pueden afectar a los conductos uretrales, siempre debe realizarse un examen local minucioso. Los principales síntomas de una lesión de este tipo eran hemorragia de la trompa urinaria, hematuria, dolor miccional o retención urinaria. Si se sospecha, debe realizarse una uretrografía precoz seguida de una derivación urinaria mediante catéter suprapúbico o transuretral con extravasación de contraste.
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