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La disfunción eréctil en la diabetes mellitus como problema de comportamiento

Aunque la disfunción eréctil, incluso en los diabéticos, solía entenderse principalmente como un problema causado por factores psicógenos, la investigación intensiva y la mejora de las posibilidades diagnósticas en los últimos 10 años han permitido comprender mucho mejor los mecanismos reguladores de la erección masculina y los posibles procesos patológicos [8]. Cada vez está más claro que la génesis de la disfunción eréctil suele ser un proceso multicausal y que las causas orgánicas desempeñan un papel mucho más importante en su causalidad de lo que se suponía anteriormente.

Esto es especialmente cierto en el caso de los hombres diabéticos, en los que los factores orgánicos predominan sobre las causas psicológicas en lo que respecta a la génesis de la disfunción eréctil. Esto se debe a que muchos diabéticos presentan otros factores de riesgo además de la diabetes (por ejemplo, hipertensión, dislipoproteinemia). En raras ocasiones — en la diabetes de tipo II — la disfunción eréctil también puede preceder a la manifestación de la diabetes o ser el primer signo de esta enfermedad, ya que la aparición de la diabetes es solo un componente del más complejo “síndrome metabólico”, que puede tener un efecto perjudicial vascular durante un período de tiempo más largo, incluso antes de la diabetes.

Con una mayor duración de la diabetes y un control metabólico hiperglucémico crónico, aumenta el riesgo de desarrollar complicaciones secundarias de la diabetes, que pueden perturbar gravemente o incluso bloquear por completo la interacción de los componentes cavernoso-venosos, arteriales y nerviosos necesarios para una erección. El daño vascular (causado por micro y/o macroangiopatías) así como las lesiones neurogénicas (polineuropatías) son los principales responsables de ello. Además, existe la posibilidad de que se produzca una alteración pasiva y temporal de la potencia como consecuencia de unos niveles de glucosa en sangre actualmente muy elevados. Además, los diabéticos suelen tomar medicamentos que tienen un efecto inhibidor de la erección (por ejemplo, antihipertensivos o hipolipemiantes).

Este cambio en la visión de la disfunción eréctil ha llevado a varios autores a concluir precipitadamente que la disfunción eréctil — y especialmente en el grupo de diabéticos con factores de riesgo somáticos frecuentemente adicionales relacionados con la enfermedad — es un problema de causa puramente orgánica que puede considerarse y tratarse con relativa independencia de los factores psicológicos [41]. Aunque la tendencia a entender la disfunción sexual de forma somática tiene sentido y conduce a una mayor claridad en el diagnóstico y las recomendaciones de tratamiento, esta visión corre el riesgo de reducir la disfunción eréctil a un trastorno de la función de un órgano. Sin embargo, esto no hace justicia en modo alguno a la importancia y complejidad de la sexualidad humana.

En la disfunción eréctil de la diabetes, los factores orgánicos y psicológicos están tan estrechamente entrelazados a varios niveles que resulta difícil, y a menudo incluso imposible, separar los factores orgánicos de los psicógenos. Esto se aplica, por ejemplo, a la génesis de la impotencia, que rara vez puede explicarse por una sola causa, ya que a menudo es multifactorial y la organogénesis y la psicogénesis se entrecruzan en un haz de causas. Sí, por ejemplo, la disfunción eréctil en un diabético se asocia con un aumento de los niveles de azúcar en sangre, enfermedades secundarias de la diabetes, un trastorno lipometabólico, hipertensión arterial, medicación adicional, consumo de alcohol, abuso de nicotina, estrés psicológico en relación con la enfermedad y problemas crónicos de pareja, resulta casi completamente inútil intentar determinar la causa real de la disfunción eréctil.

Dado que los diversos factores que influyen en la disfunción eréctil a nivel somático, psicológico y conductual se entrelazan en una especie de haz de causas, la distinción entre disfunción eréctil “orgánica” y “psicógena” solo puede tener valor heurístico, ya que por lo general se trata de categorías mixtas muy difusas. Por este motivo, diversos autores [1,9,12] sugieren acertadamente abandonar la distinción tradicional entre “organogénesis” y “psicogénesis” de la disfunción eréctil en favor de una perspectiva biopsicosocial, porque esta también se corresponde con la medicina conductual o el pensamiento psicosomático.

Autor: P. SCHMIDT und K.P. JÜNEMANN
Fuente: Erektile Dysfunktion Diagnostik und Therapie